El desterrado


Aparece en la foto, como una sombra a lo lejos, casi escapandole al flash. Supo ser en su tiempo de los más codiciados, pero a toda gloria le llega el ocaso y pocas cosas emocionan más al mediocre que arengar contra viejos héroes. De a poco se fue cansando el común de la gente de él y con el cansancio aparecieron las primeras quejas. Sus detractores bramaban contra sus travesuras como ensuciar veredas y autos o esconder los carteles de los negocios y calles, mientras que sus defensores atribuían estos comportamientos a su pureza e inocencia. El clima se fue poniendo tenso, comenzó la criminalización, las quejas se transformaron en denuncias sobre su creciente escalada delictiva, todo tipo de daño contra la propiedad le era imputable, corte de cables, rotura de baldosas y hasta vehículos... Sus defensores fueron pintados de color para facilitar el ataque y el descrédito contra ellos, como pasara antes con los "sucios rojos". La primer condena ejercida unilateralmente por un vecino bastó para que se desatara la condena masiva, luego la persecución y finalmente el tan temido destierro...
Hoy lo lloran sus defensores, sus inquilinos y hasta sus detractores, aunque los últimos en silencio, cuando el abrazador sol del verano santafecino castiga sin piedad a todos los que, ya casi sin su sombra de reparo, habitamos este creciente desierto de hormigón y asfalto.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Úselo y tírelo

Viva Las Vegas

La Legi