Desesperada
Ella estaba dormida sobre el sillón, cuando de repente un murmullo apenas audible la despertó. Desorientada y aún completamente aplomada por el cansancio alcanza a reconocer que fue él quién la llamó. Sin poder moverse por su ensoñación se ve invadida por un torrente de preguntas a las cuales no puede dar respuesta ¿Qué quería? ¿Dónde está? y la peor de todas ¿Quién será?, la intriga la sofoca. Todavía turbada intenta recordar pero todo es difuso, borroso y desconcertante... Flashes de las primeras horas de la noche no hacen más que confundirla, tiene recuerdos imprecisos de haber estado con él en el asiento de atrás del auto, en la mesada de la cocina y hasta en el piso de la misma; pero su incapacidad de hilvanar toda la historia comienza a desesperarla. Aturdida, se lamenta no ser capaz de lograr el orden que necesita en su vida y la sensación de culpa por no haber podido cambiar a pesar de habérselo propuesto una y mil veces le oprime el pecho. Al borde de las lágrimas siente estal