Felices fiestas

Es muy cómico observar en los medios de comunicación el resultado de la desmedida comercialización de las fiestas de fin año, producto de la intensificación de la sociedad de consumo. Concretamente me refiero a los cortes en el acceso a la autopista Santa Fe-Rosario en reclamo de un subsidio y una canasta de alimentos (y bebidas) por las fiestas. Si bien estas marchas son organizadas por punteros políticos para desestabilizar al gobierno de la provincia, la justificación de los cortes tiene una profunda connotación mercantilista. Continuamente somos bombardeados con publicidades en las cuales nos imponen que para ser felices, y peor aún, para celebrar el nacimiento de Jesús hay que tomarse dos cajas de Champagne, comer como bestias y regalar MUCHAS cosas carísimas. Si uno analiza el significado de la Navidad no hay nada más alejado que el comportamiento actual de la sociedad en la fiesta, una fecha en la cual deberíamos regocijarnos con la prescencia de la familia y amigos, en donde lo más importante debiera ser el profundo análisis espiritual y sin embargo, prima un estado de descontrol, excesos y vanalidad. Exactamente lo mismo ocurre con la celebración del año nuevo. Con esto en mente uno se pregunta cuan descabellado es que se avance en los excesos y se corte una calle o la autopista para satisfacer esa necesidad impuesta por los medios. Con esto me refiero a que al momento de ver en la televisión los cortes de calle reclamando por bolsones o subsidios navideños debemos preguntarnos hacia donde estamos yendo como sociedad y cuantas de las necesidades que tenemos son REALES.
Sobre este tema se puede escribir muchísimo, lo que quiero resaltar es el hecho de que es necesario proponernos pasar las fiestas como se debe, en familia y con amigos, lejos de los excesos y las cuestiones vanales...
Con esto en mente Feliz Navidad y un Próspero 2010.

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