Destello

Un gris e insulso "Buen día" fue el saludo habitual, que con un cordial -Hola, ¿Cómo estás hoy?- se transformó en un amarillo y tímido "bien, gracias por preguntar"...
-¿Si?, últimamente te noto ofuscada.- fue el desencadenante de una catarata roja de fuego, palabras de ira y problemas que se derramaron desde su boca. Al alivio del desahogo se sobrepuso inmediatamente la barrera de la introversión anteponiendo un azul y gélido "¡Pero eso a vos no te importa!".
Un -Me interesa, por eso te pregunto.- bastó para que se oyera un naranja "Ah, gracias" cálido como amanecer de ternura y vergüenza. El balbuceo de esbozos de soluciones, palabras de aliento y elogios motivaron un verde y esperanzador "¿Enserio?, ¿A vos te parece?"... La charla continuó en esas tonalidades hasta que irrumpió un rosa enamorado "Me gusta que me digan cosas con amor", sin captar la indirecta -Mmmm, con amor.... AMORFA- Las risas estallaron celestes y espontáneas. El arco iris del diálogo se apagó y volvió la monotonía de la oficina.

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